Edomex.- Apenas supo que el Gobernador Enrique Peña Nieto estaría en la amplia plaza de la Presidencia Municipal, Guillermina cerró su tienda de abarrotes en el viejo barrio de Tulpetlac, reunió los papeles e imágenes de su hija Selena y salió a la autopista para tomar el microbús.
Cuando llegó a San Cristóbal, los simpatizantes priistas ya estaban acomodados de acuerdo a la organización política encargada de su traslado y dotación de torta y refresco. Guillermina entornó los ojos bajo el sol de los primeros meses de 2011 y distinguió la sonrisa satisfecha de Eruviel Ávila Villegas.